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El que camina el Camino del Norte tarde o temprano acaba en una barra.
No por cansancio, sino por instinto. Por esa atracción que provoca ver los mostradores repletos de pan, palillos, colores y olores que cambian con cada bar y cada pueblo.
Desde Bilbao hasta San Sebastián, los pintxos son parte del paisaje: pequeños, brillantes, colocados con mimo como si fueran joyas comestibles.
Pero lo bonito de todo esto no es la estética, ni siquiera el sabor, —que también—.
Lo bonito es el ritual: pedir un zurito, charlar, comer de pie, cambiar de sitio. Reír.
El pintxo no se come: se comparte.
De dónde viene todo esto
El pintxo nació humilde.
Una rebanada de pan, una anchoa, una aceituna, un palillo.
Un invento de barra en los bares de San Sebastián a principios del siglo XX, hecho para acompañar el vino y alargar la conversación.
Vino, palabra, pan y mar. Esa es la fórmula.
Luego vino la creatividad. En los años 30, bares como La Espiga o Casa Vallés empezaron a jugar con el sabor.
De ahí salió la Gilda, ese pincho de aceituna, anchoa y guindilla que se convirtió en icono.
Y aquí una nota para sibaritas con curiosidad: las guindillas que lleva la Gilda son, en realidad, piparras, las finas y suaves guindillas verdes con Denominación de Origen del País Vasco.
Si las pruebas frescas o las compras en el mercado WAYS del Camino, entenderás por qué el mundo entero habla de ellas.
Y si las acompañas con una copa fría de Txakoli, también en el mercado de WAYS, y que es el vino blanco vasco por excelencia, la cosa se redondea.
La evolución del pintxo
El pueblo vasco tiene una virtud: no deja de cocinar, ni de mejorar lo que ya funciona.
Así, el pintxo se convirtió en un campo de juego.
Lo que empezó con pan y anchoa terminó en creaciones con foie, txangurro, solomillo, setas, pulpo o queso Idiazabal.
Hay bares que parecen laboratorios y otros que mantienen lo clásico, pero todos tienen el mismo aire de familia: producto bueno, sabor claro, cero tonterías.
Y sí, en Euskadi se puede comer de pie mejor que sentado en muchos restaurantes del mundo.
Dónde saborearlos en el Camino del Norte
El Camino aquí no solo se anda: se come por etapas. De Irun a Castro Urdiales, cada pueblo tiene su versión de lo perfecto.
Irun
- Empieza con la Gilda. Es la medida justa del mar y el carácter.
- La txaka —ensaladilla de cangrejo sobre pan— se come de un bocado y deja ganas de otro.
Hondarribia
- En Gran Sol, que ha ganado premios, prueba el txangurro o el foie.
- En El Callejón, la tortilla y las gildas no fallan.
- Las anchoas frescas del casco viejo valen el paseo.
San Sebastián / Donostia
- En Casa Vallés y Txepetxa nació la Gilda. Respeta el origen.
- En Bar Néstor, la tortilla es una religión (llega pronto o te quedas sin).
- En Bergara, prueba el “Txalupa”: setas y mar, caliente y suave.
- En Goiz Argi, la brocheta de gambas no falla.
- En La Cuchara de San Telmo o Sport, foie y carrilleras con alma.
- En Borda-Berri, cocina con descaro: oreja, risotto, pulpo.
- En Gandarias, el solomillo se come sin cuchillo, con respeto.
- En La Viña, el cheesecake que se volvió famoso en medio planeta.
Orio
- Tortilla gruesa, con o sin bacalao, pero siempre jugosa.
- Pintxos de bacalao que se derriten con el Txakoli local.
Zarautz
- Anchoas, pimientos y mar.
- Txangurro relleno o al horno: el sabor de la costa, sin artificio.
Getaria
- Pan, anchoa, Txakoli. Trilogía perfecta.
- Txangurro en pimiento del piquillo, el clásico que nunca muere.
Deba
- Bonito ahumado y txistorra sobre pan: dos extremos, mismo placer.
Ondarroa y Lekeitio
- Txipirones a la plancha o en su tinta.
- Pulpo, tierno, directo del mar.
Gernika
- Pimientos de Gernika, suaves y dulces, a veces con anchoa encima.
Bilbao (Casco Viejo)
- Bacalao al pil-pil en Café Bar Bilbao o Gure Toki.
- Carrillera melosa, mini hamburguesas, txistorra en hojaldre.
- En Motrikes, los champiñones son ley.
Portugalete y Santurtzi
- Sardinas asadas y ensaladilla de bonito: puerto, carbón y sal.
Castro Urdiales
Ya es Cantabria, sí, pero aquí el sabor no entiende de fronteras. Las rabas (calamares fritos) y los mariscos a la plancha son parte del mismo viaje: el que une costa, tradición y buena mesa.
Cómo vivir el ritual
- Pide uno o dos pintxos por bar y sigue caminando.
- Acompáñalos con un zurito o un vaso de Txakoli.
- Pregunta siempre cuál es el pintxo del día —aquí hay orgullo detrás de cada plato.
Y sobre todo, habla, ríe, comparte. Nadie come solo en una barra vasca.
Más que cocina
El pintxo es Euskadi en miniatura: honesto, sin adornos, pero lleno de alma.
No presume, no compite. Se ofrece.
Cada bocado es una historia: del mar, del caserío, de la familia que lleva tres generaciones detrás del mostrador.
La cocina vasca tiene fama mundial —Arzak, Subijana, Aduriz—, pero su esencia no está solo en los menús de autor: está en las barras.
Ahí donde el pan huele a recién hecho y el cocinero te mira a los ojos mientras te sirve.
El secreto es simple: ingredientes reales, respeto y alegría.
Y eso, amigo, no se enseña. Se hereda.
Bertsolaris, Dantzaris, Tamborradas… y mucho más
Viajar por el Camino del Norte es adentrarse en un paisaje que suena.
Entre el mar y las montañas, cada pueblo del País Vasco respira ritmo, canto y comunidad.
Aquí la música no es espectáculo: es memoria, resistencia y orgullo.
Cantar juntos, tocar juntos, bailar juntos.
La música vasca es un idioma propio, hecho de madera, piedra y voces.
Durante siglos, cuando el euskera fue perseguido, el canto y la danza mantuvieron viva la lengua.
Hoy siguen siendo una forma de decir: seguimos aquí.
No es casual que los vascos digan con humor: “Tres vascos, un coro.”
Bertsolaritza: poesía cantada y alma improvisada
Los bertsolaris son poetas que improvisan versos cantados en euskera.
Ante un público, y a partir de un tema o reto, componen de inmediato sus estrofas: ingenio, emoción y ritmo.
No hay libreto ni trampa, solo talento y conexión con la gente.
Los orígenes del bertsolaritza se remontan al campo, cuando las historias se contaban cantando en las ferias o tabernas.
Durante la dictadura, fue refugio y resistencia cultural.
Hoy es símbolo de identidad y arte vivo: los campeonatos llenan plazas y teatros, y los bares de Gipuzkoa siguen siendo su escenario natural.
Dónde vivirlo:
Donostia, Zarautz, Getaria, Hondarribia —durante las fiestas de verano o campeonatos locales.
Cada cuatro años se celebra el Campeonato Nacional de Bertsolaris, un auténtico homenaje a la lengua vasca.
Dantzaris: el cuerpo que habla en ritmo
Las danzas vascas no son adorno, son ceremonia.
Los dantzaris mantienen vivas coreografías que se bailan desde hace siglos: el Aurresku, la Dantzari Dantza, las danzas de espada.
Cada paso, cada salto, tiene su historia.
El sonido del txistu (flauta) y el tamboril guía los movimientos; los trajes blancos, las fajas rojas y las cintas coloreadas completan la escena.
Antes eran rituales de fertilidad o protección; hoy son una forma de unión y de orgullo local.
Dónde vivirlo:
En las fiestas patronales de casi todos los pueblos del País Vasco: Bilbao, Durango, Abadiño, Zarautz o durante la Aste Nagusia (Semana Grande) de Donostia, en agosto.
En las plazas, entre sidra, música y aplausos, la tradición sigue bailando.
Tamborrada: el rugido de un pueblo unido
El 20 de enero, Donostia se transforma.
A medianoche, el estallido de tambores marca el inicio de 24 horas de ruido, ritmo y alegría colectiva.
La Tamborrada es la fiesta más intensa del País Vasco: más de 15.000 donostiarras, vestidos de cocineros y soldados, recorren las calles tocando el Himno de San Sebastián al unísono.
Lo que empezó como una burla a los ejércitos napoleónicos se convirtió en una celebración de identidad y resiliencia.
Durante ese día, nadie es espectador: todos son parte del mismo tambor.
Dónde vivirlo:
- Donostia / San Sebastián, 20 de enero.
La Plaza de la Constitución es el corazón de la fiesta, donde se iza la bandera y todo comienza. - En verano, versiones más pequeñas resuenan en Bilbao, Zarautz, Hondarribia y Getaria.
Muchos sonidos, una sola canción
Euskadi tiene una de las tradiciones musicales más ricas de Europa.
Cantar y tocar es una forma de estar en comunidad:
- Ochotes (coros masculinos en Bilbao)
- Trikitixa (acordeón diatónico que anima toda romería)
- Txalaparta (instrumento de madera tocado entre dos personas)
- Txistu y Alboka, flautas que suenan desde hace siglos
Las noches de Santa Águeda son puro folclore: los vecinos cantan puerta a puerta, con trajes y faroles.
En Navidad, los niños siguen al Olentzero entonando canciones antiguas.
Y en los bares, los coros surgen de la nada, sin escenario, sin micrófonos.
Aquí la música no se consume: se comparte.
De lo tradicional a lo contemporáneo
La tradición musical vasca no se detuvo en el pasado.
Artistas como Mikel Laboa, Benito Lertxundi o Oskorri mezclaron poesía, folk y protesta, creando un sonido que sigue siendo profundamente vasco.|
Festivales como Heineken Jazzaldia (Donostia) o BBK Live (Bilbao) demuestran que la música vasca evoluciona sin perder sus raíces.
La trikitixa, la txalaparta y las voces de los coros conviven con guitarras eléctricas y sintetizadores.
Todo forma parte del mismo ADN sonoro: emoción, colectividad, verdad.
Dónde y cuándo vivir la música vasca en el Camino del Norte
| Tradición | Cuándo | Dónde |
|---|---|---|
| Bertsolaritza | Verano y fiestas locales | Donostia, Zarautz, Getaria, Hondarribia |
| Dantzaris | Fiestas patronales (junio–octubre) | Bilbao, Durango, Abadiño, Donostia |
| Tamborrada | 20 de enero | Donostia / San Sebastián |
| Cantos y coros | Todo el año | Bares, plazas, festivales, navidades |
| Festivales modernos | Julio–Agosto | Heineken Jazzaldia, BBK Live |
Una misma alma
Bertsolaris, dantzaris, tamborreros... tres formas distintas de decir lo mismo:
La música es el corazón de Euskadi. Es resistencia y celebración, memoria y presente. Y si caminas por el Camino del Norte, no solo la verás: te atrapará. Porque aquí, entre mar y montaña, el ritmo no viene de un escenario, sino de algo más profundo: la gente, su lengua, su tierra.
Cuando caminas el Camino del Norte por la costa vasca, hay una tradición que no pasa desapercibida. Es pura vida, puro folclore en movimiento: Herri Kirolak, los “deportes del pueblo”. Competiciones de fuerza, destreza y orgullo comunitario que son el reflejo vivo del campo vasco, de su gente, y de esa manera tan nuestra de entender el trabajo y la vida.
Origen e historia
Los Herri Kirolak nacen del trabajo real, del día a día en los caseríos y en el mar: cortar leña, levantar piedras, segar hierba, arrastrar cargas, tirar de cuerdas. Al acabar las faenas o en las fiestas del pueblo, lo que era labor se convertía en reto: ¿quién corta más rápido?, ¿quién levanta más peso?, ¿quién aguanta más? Así, entre risas, sudor y txakoli, nacieron los héroes locales y una tradición que todavía late fuerte.
A finales del siglo XIX y principios del XX, estos desafíos ya eran parte fija de ferias y romerías. La industrialización no los borró; al contrario, los convirtió en símbolo de identidad y resistencia. Hoy los Herri Kirolak siguen presentes, con campeonatos, festivales y exhibiciones que conectan a las nuevas generaciones con el espíritu irreductible de Euskadi.
Las disciplinas principales
- Aizkolaritza (corte de troncos): los aizkolaris se baten hacha en mano para atravesar troncos enormes con fuerza y precisión.
- Harrijasotzea (levantamiento de piedra): auténticos titanes levantan bloques de más de 200 kilos en forma de cubo, esfera o cilindro.
- Txinga eramatea (transporte de pesos): caminar lo más lejos posible cargando una pesa en cada mano.
- Lasto altxatzea (levantamiento de fardos): levantar repetidamente fardos de paja con polea hasta el cielo.
- Sokatira (tira y afloja): deporte de equipo con raíces antiguas; sigue siendo protagonista en casi todas las fiestas.
- Idi probak (pruebas de bueyes): los animales arrastran grandes piedras, demostrando fuerza, compenetración y paciencia.
Y aunque a veces se olvida, la pelota vasca y las regatas de traineras también forman parte de este paisaje deportivo de mar y monte. Todos comparten los mismos valores: esfuerzo, tenacidad, orgullo colectivo y respeto por la tierra.
Los mejores pueblos del Camino del Norte para ver Herri Kirolak
Estos pueblos no se eligen al azar. Son los que mantienen viva la tradición, donde los horarios están grabados en el calendario de fiestas y el sonido del hacha o la cuerda forma parte del verano. Aquí va la guía, directa y verificada, de dónde y cuándo vivirlos como se debe:
Donostia / San Sebastián
El corazón palpitante de los Herri Kirolak. Durante la Semana Grande / Aste Nagusia (a mediados de agosto), las plazas y las playas se convierten en un escenario brutal: corte de troncos, levantamiento de piedra, fardos al aire y tiras de cuerda que hacen vibrar al público.
No se limita al verano: hay exhibiciones profesionales y competiciones abiertas durante todo el año.
Getaria
Aquí, los Herri Kirolak son sagrados. En las Fiestas de San Salvador (primera semana de agosto), la plaza y el puerto se llenan de aizkolaris, harrijasotzailes y bueyes en plena faena. También en San Pedro (29 de junio) y San Antón (17 de enero) el pueblo vuelve a latir al ritmo del esfuerzo.
Zarautz
Arena, mar y músculo. En verano y durante las fiestas patronales (junio a agosto), las playas y la plaza central se llenan de exhibiciones al aire libre. Zarautz es puro espectáculo costero: deporte, tradición y un público que anima como si fuera la final de la Champions.
Bilbao (Casco Viejo y Basque Fest)
El Bilbao Basque Fest (abril) es una cita obligada: varios días de talleres, competiciones y demostraciones que mezclan fuerza y cultura.
Durante el verano, los barrios del Casco Viejo celebran sus propias fiestas, y siempre hay un hueco para los deportes rurales.
Markina-Xemein
Tierra de pelota vasca (jai alai), pero también de fuerza bruta. En sus ferias y fiestas, las piedras vuelan y los aizkolaris se baten como antaño. Tradición pura.
Hondarribia
En septiembre, las Fiestas de Hondarribia combinan el espíritu marinero con la potencia rural. Las pruebas de Herri Kirolak se entremezclan con regatas y celebraciones pesqueras. El escenario: un pueblo precioso donde el olor a mar y a madera recién cortada lo llena todo.
Deba y Gernika
Ambas representan la esencia del deporte rural más auténtico. En Deba, las fiestas de verano traen las pruebas clásicas: cortar, levantar, arrastrar.
En Gernika, el Mercado de los Lunes y otras festividades locales son el mejor escaparate para ver a los campeones del esfuerzo.
Entre todas las paradas, Donostia, Getaria, Zarautz, Bilbao y Hondarribia son las más fiables y vibrantes para empaparte de esta tradición vasca única.
Consejos del Camino
- Cuándo: entre junio y octubre, coincidiendo con las fiestas patronales; agosto y abril son los meses grandes en las ciudades.
- Dónde: en las plazas, puertos, playas y ferias. Pregunta en la oficina de turismo por el programa de “Herri Kirolak”.
- Cómo: la mayoría son gratuitos y abiertos al público, pero llega temprano si quieres ver algo más que los hombros de los de adelante. Algunos pueblos incluso ofrecen talleres para probar tú mismo a cortar madera o levantar piedras (bajo supervisión, claro).
Por qué importan los Herri Kirolak
Porque no son solo deporte. Son una celebración de lo que somos: del esfuerzo, de la comunidad, del orgullo de un pueblo que aprendió a vivir de su tierra y su mar. Verlos, oír el golpe seco del hacha en el tronco o el grito de ánimo en una sokatira, es entender algo esencial de Euskadi.
Así que si haces el Camino del Norte, guarda un día para vivirlo. No hace falta entender las reglas. Basta con mirar, escuchar y sentir. Es potente, es emocionante, y es, sin duda, lo más vasco que verás en todo el camino.
Castro Urdiales, 5 de julio de 2025 – WAYS, la plataforma digital pionera en turismo regenerativo en el Camino de Santiago, presenta oficialmente el nuevo módulo del Camino del Norte de la Costa dentro de su aplicación WAYS Journeys con financiación de los Fondos Next Generation de la Unión Europea gestionados por el Ministerio de Industria y Turismo.
Este lanzamiento supone un paso decisivo para mejorar la experiencia de los peregrinos en una de las rutas más espectaculares y exigentes del Camino, al tiempo que impulsa la economía local y la cohesión cultural en las comunidades que la recorren.
El proyecto ha contado con el apoyo estratégico de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, así como con la colaboración activa de la Asociación de Peregrinos por Cantabria y la Agrupación de Asociaciones de los Caminos del Norte, garantizando una visión compartida y un fuerte arraigo territorial.
WAYS ya había demostrado el potencial de su aplicación en el Camino Francés, y ahora escala su tecnología para responder a las necesidades específicas de los viajeros en el Camino del Norte de la Costa, integrando innovaciones como:
- Sistema de planeación y navegación avanzada con rutas personalizables, posibilidad de elegir entre alternativas y bifurcaciones.
- Contenidos culturales geolocalizados y multilingües (español, inglés, francés, alemán, portugués e italiano) para enriquecer la experiencia del viajero internacional.
- E-commerce de productos locales y experiencias que conecta a peregrinos con productores y artesanos del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia.
- Pilgrim Tokens basados en blockchain, que se ganan caminando y conectando con la cultura y las comunidades y recompensan la hospitalidad y las prácticas sostenibles.
- Crowdfunding de proyectos locales, que permite a los peregrinos apoyar directamente iniciativas de accesibilidad, conservación del patrimonio y cultura viva.
Este lanzamiento se enmarca además en un año simbólico: el décimo aniversario de la declaración de los Caminos del Norte como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hito que refuerza la relevancia de conservar y revitalizar esta ruta histórica y cultural.
“El Camino del Norte de la Costa es una joya cultural y natural que merecía un esfuerzo específico para su digitalización y promoción”, señaló María Parga, portavoz de WAYS. “Con este módulo, no solo hacemos más accesible la ruta y contribuimos a su promoción internacional, sino que también demostramos la escalabilidad de WAYS a otras Rutas Culturales en el mundo.”
Por su parte, Valeriano Teja Oruña, presidente de la Agrupación de Asociaciones de los Caminos del Norte, subrayó: “Este nuevo módulo de WAYS nos ayuda a mostrar al mundo la riqueza de nuestros territorios y a garantizar que el peregrino viva una experiencia auténtica, sostenible y profundamente conectada con nuestras comunidades.”
WAYS invita a peregrinos, asociaciones y amantes del Camino de Santiago a descubrir el nuevo módulo descargando la aplicación WAYS Journeys y sumándose a un modelo de turismo consciente, inclusivo y regenerativo.
Quien recorre el Camino del Norte de la Costa vive un diálogo constante entre dos fuerzas titánicas: el mar Cantábrico y la montaña desafiante de la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa. En ningún otro lugar de la península el azul del Atlántico y el gris de la roca caliza se abrazan con tanta cercanía y dramatismo. Desde San Vicente de la Barquera el horizonte cambia, y el viajero empieza a percibir cómo las cumbres se elevan, marcando el paso y la identidad de la ruta.
Los Picos de Europa dominan el paisaje astur-cántabro como una fortaleza de piedra y verdor; son el corazón mineral de la cordillera y ofrecen al peregrino vistas sobrecogedoras, cañones vertiginosos y senderos que retan el cuerpo y el alma. El Camino del Norte avanza siempre guiado por su perfil lejano, dibujando una senda que parece buscar el equilibrio exacto entre la brisa salina y el frescor montañés.
Pero quien camina por el Norte descubre que la travesía tiene desvíos preciosos y legendarios que aventuran hacia el interior montañoso. Uno de ellos, cargado de simbolismo y belleza, es el peregrinaje a Covadonga, enclave sagrado en el corazón de los Picos de Europa. La Santa Cueva y la real basílica de Covadonga no solo ofrecen recogimiento y leyenda: son punto de destino para peregrinos que buscan el eje espiritual de Asturias, el origen de la fe jacobea y la puerta de entrada al paisaje más profundo de las montañas.
Desde la ruta costera se abren caminos ancestrales, como el Camino Lebaniego, que se aleja entre desfiladeros y valles para cruzar la muy cántabra Hermida y alcanzar el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Allí, la peregrinación se encuentra con la historia y la soledad de las alturas; los prados de cabras y vacas tudancas, los quesos azules y las ferias ganaderas, todo bajo el influjo de la montaña sagrada. El Camino Primitivo, por su parte, se interna desde Oviedo atravesando pasos de roca, aldeas escondidas y parajes solitarios, siguiendo las huellas del primer peregrino real en busca de Santiago.
La Cordillera Cantábrica, fuente de clima y cultura, marca el carácter de la ruta, el sabor de los productos, la fortaleza de los viajeros y la orografía de cada etapa. Aquí la montaña no es solo paisaje: es cultura viva, modela desde hace milenios la vida agrícola y ganadera, las fiestas rurales y la cocina de cuchara, y enseña al caminante la importancia de observar el tiempo, respetar el terreno y dejarse sorprender por la hospitalidad local.
Así, el Camino del Norte de la Costa, en diálogo permanente con las otras rutas montañesas, es un sendero entre el mar y la montaña: une el rumor del oleaje con el misterio de las cumbres y los destinos legendarios, invita a desviar el paso y perderse entre cañones y collados, y revela la fusión profunda que engrandece el alma del Norte.
Aquí, cada desvío es aventura y aprendizaje; cada llegada es pausa y asombro.
En el Norte de España, la sidra es mucho más que una bebida: es tradición, memoria viva y símbolo de hospitalidad. Su historia empieza con los manzanos autóctonos que tapizan las tierras húmedas de Asturias, el País Vasco y Cantabria, donde el clima atlántico favorece cultivos llenos de aroma y acidez, perfectos para la sidra artesanal. Estrabón y cronistas medievales ya mencionaban su consumo, cuando los primeros “llagares” —bodegas y prensas de sidra— conformaban parte esencial de la vida comunal y de la riqueza rural regional.
El arte del llagar perdura: en cada zona del Camino del Norte, la manzana se recolecta y fermenta con mimo, manteniendo vivas variedades autóctonas y métodos que esquivan la industrialización. Asturias ha visto renacer pequeños productores artesanales como Valverán (Sariego), pionero en la sidra de hielo; Cantabria conserva llagares familiares en valles como el Pas o Ribadedeva; y la tradición vasca se internacionaliza con sidras como Zelaia e Isastegi en Gipuzkoa, referentes del saber hacer del txotx.
El consumo traduce historia y rito: en Asturias, la sidra se escancia desde altura para oxigenarla, servida en culines entre charla y ronda. Los chigres asturianos y sidrerías vascas son mucho más que tabernas; son templos del encuentro, de la cocina regional y de la cultura popular. En el País Vasco, las sidrerías celebran el txotx cada primavera, rodeadas de menús clásicos y largas reuniones donde la sidra se comparte como parte esencial de la experiencia gastronómica y social.
Para el peregrino en el Camino del Norte, la sidra se convierte en parada obligada en su travesía por pueblos y ciudades costeras.
En Asturias, no puedes pasar de largo sin visitar:
- Gijón: Sidrería La Costa (Travellers' Choice), Casa Ataulfo y Casa Trabanco, famosa por el “Túnel de la Sidra” y catas guiadas.
- Villaviciosa: Casa Cortina y El Roxu, epicentro de la feria anual de la sidra y una de las grandes capitales manzaneras de España.
- Oviedo: Alterna Sidrería, El Ferroviario y El Pigüeña, en la Calle Gascona, donde cada rincón huele a sidra y comunidad.
- Grado y Amandi: Donde Feudo Real y Sidra Cortina ofrecen experiencias de sidra artesanal entre bosques y prados.
En Cantabria, aunque menos protagonista, puedes disfrutar de sidra en:
- Santander y Torrelavega: Sidrerías locales y bares ideales para tapear con sidra asturiana.
- San Vicente de la Barquera y Ribadedeva: Bares familiares y pequeños llagares, donde el aroma de la sidra te dará la bienvenida.
El País Vasco completa la travesía sidrera en Gipuzkoa:
- Astigarraga, Hernani y Usurbil: Epicentros sidreros donde vives la tradición del txotx en sidrerías imprescindibles como Zelaia e Isastegi, rodeados de rituales, comida local y ambiente festivo.
Así, la sidra acompaña el paso y el descanso de quienes atraviesan el Camino del Norte, reuniendo paisaje, cultura y hospitalidad en cada vaso escanciado. El encuentro en la sidrería es mucho más que una costumbre; es la síntesis de lo mejor del norte: sabor, tradición y el arte de vivir y compartir.
Los Indianos son parte fundamental de la historia y el paisaje cultural del norte de España, y su influencia se percibe con intensidad a lo largo del Camino del Norte.
El término “Indiano” se refiere al emigrante que partió hacia América —especialmente durante los siglos XIX y principios del XX— en busca de fortuna, y que tras años de esfuerzo decidió regresar a su tierra natal con nuevos recursos, ideas y costumbres.
Esta experiencia transformó notablemente las comunidades del Camino del Norte: los Indianos no solo aportaron capital, sino también innovación y cosmopolitismo. Su retorno dejó una huella visible en la arquitectura y en la vida social: construyeron las famosas casas indianas, mansiones y chalets de estilos eclécticos que mezclan elementos coloniales con detalles locales, fachadas coloridas, grandes ventanales, galerías acristaladas y jardines exóticos donde las palmeras se convirtieron en verdadero símbolo del viaje a las Américas.
Estas casas eran, en muchos casos, una declaración de éxito y apertura al mundo, y muchas veces sirvieron como núcleos de vida social, beneficencia y modernización local: los Indianos fundaron escuelas, hospitales, centros culturales e impulsaron la llegada de electricidad y agua a sus pueblos.
La memoria de los Indianos sobrevive no solo en la arquitectura, sino en tradiciones y costumbres que trajeron consigo. Entre ellas destacan la pasión por la música cubana y sudamericana, recetas culinarias con influencias ultramarinas como el arroz y el café, formas de vestir más refinadas y hábitos sociales de reuniones y fiestas que reinterpretan el mestizaje cultural del regreso. El legado fue tan intenso que hoy muchos pueblos celebran “Fiestas Indianas” para rendir homenaje a aquellos retornados, con vestimentas de época y música tradicional americana, evocando un momento de esplendor y alegría compartida.
¿Dónde se puede admirar este legado mientras se recorre el Camino del Norte?
En Cantabria destacan Colombres —donde el Archivo de Indianos es parada obligada—, Comillas y Medio Cudeyo, mientras que en Asturias sobresalen Llanes y Boal, y en Galicia, Ribadeo. Estas localidades conservan conjuntos únicos de casas indianas, muchas restauradas y visitables, y cada año organizan fiestas en honor a sus Indianos.
En Colombres (Ribadedeva) la Feria de Indianos se celebra del 11 al 13 de julio de 2025, con pasacalles, visitas teatralizadas y conciertos. Ribadeo organiza su Ribadeo Indiano el mismo fin de semana, y Comillas celebra el Día del Indiano entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre. Son fiestas alegres y participativas, donde la comunidad se transforma, revive la emigración y comparte con visitantes el recuerdo vivo de quienes cambiaron la historia local.
En la fotografia, Casa Indiana de Colombres.
Las traineras son embarcaciones tradicionales del Cantábrico, surgidas originalmente como barcos de pesca a remo y ocasionalmente a vela, especialmente diseñadas para capturar anchoas y sardinas. Su arquitectura es inconfundible: largas, estrechas, con proa elevada y popa redonda, capaces de resistir el oleaje fuerte y las condiciones adversas del mar Cantábrico.
El nombre “trainera” proviene de la “traína”, la red de malla tupida que usaban los marineros para sus capturas, especialmente en la frenética competencia del desembarque en puerto, donde los primeros en llegar obtenían los mejores precios por la pesca fresca.
Su origen se remonta a finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuando la subsistencia pesquera dependía de velocidad y resistencia; las cuadrillas de remeros debían llegar a puerto antes que las demás para subastar la captura. Con el tiempo, esta rivalidad natural evolucionó en competiciones deportivas que hoy son auténticos símbolos veraniegos y de identidad local en los puertos de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y el litoral francés. La regata de traineras es mucho más que un deporte: es espectáculo, fiesta y memoria viva del pasado marinero, donde el esfuerzo colectivo, el liderazgo del patrón y el compañerismo siguen siendo valores centrales.
A lo largo de la costa cantábrica existen pequeñas diferencias en las traineras y tradiciones de regata en cada región. Por ejemplo, pueden variar ligeramente en el número de remeros o patrones, los materiales modernos de construcción (del roble y cedro al carbono), y en el formato de las propias competiciones. En Cantabria y el País Vasco, las regatas de traineras se celebran con gran seguimiento popular, mientras que en Galicia las embarcaciones y pruebas pueden adoptar particularidades locales.
Las traineras encuentran semejanzas con otras embarcaciones atlánticas como las yolas de regata británicas y francesas, y las “gig boats” de Cornualles, todas ellas nacidas para la pesca y transformadas en competiciones deportivas basadas en el remo y el dominio del mar. Sin embargo, la trainera conserva una unión especial con la cultura pesquera norteña y el carácter de sus cuadrillas.
Para quien sigue el Camino del Norte de la Costa, las regatas de traineras son una experiencia que merece la pena ver en persona. Cada verano, entre julio y septiembre, los puertos cántabros como Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera —así como en toda la costa vasca y gallega— organizan competiciones donde el viajero puede integrarse en la fiesta: las calles se llenan de música, aficionados y “arraunzales” (remadores y aficionados).
En 2025, el calendario arranca el 5 de julio con la Bandera de Bilbao y culmina alrededor del 21 de septiembre con las finales en Portugalete y otras localidades costeras. Consultar el calendario local y acercarse a los puertos es la mejor forma de descubrir a fondo esta tradición vibrante y ancestral.
La fotografia pertenece al documental Ciaboga' (2019) que narra el origen de las traineras en el Cantábrico en Laredo. El documental Traineras (2024) cuenta la historia de las mujeres traineras.
Aunque la mayoría de las conversaciones y guías sobre el Camino de Santiago suelen centrarse casi exclusivamente en el llamado “Camino del Norte”, la realidad es que bajo la declaración de Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2015 se reconocieron cuatro grandes rutas jacobeas en la zona norte peninsular. Así, existen varios Caminos del Norte, cada uno con su propia identidad, historia y atractivo.
El Camino del Norte de la Costa es quizás el más popular y conocido, discurriendo junto al mar Cantábrico por el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. Peregrinos medievales lo preferían por ser una ruta segura, bien abastecida y custodiada por monasterios y hospitales. Sus paisajes naturales de acantilados, playas y villas marineras lo convierten en una experiencia singular, mientras que el patrimonio histórico y arquitectónico evidencia el flujo de culturas y devociones.
El Camino Primitivo, considerado la ruta más antigua, parte de Oviedo y cruza las montañas asturianas hasta Melide, en Galicia. Fue elegido por nobles y devotos que buscaban recogimiento y tradición, siguiendo los pasos del rey Alfonso II en el siglo IX. El camino es apreciado por el contacto directo con los orígenes de la peregrinación, así como por la exigencia física y la riqueza de sus paisajes interiores.
El Camino Interior Vascongado-Riojano, que une Irún con Burgos a través de Álava y La Rioja, conectaba el interior norte con el Camino Francés y facilitaba el acceso a grandes centros eclesiásticos. Su razón de ser está en la posibilidad de evitar las dificultades del litoral o dirigirse hacia enclaves religiosos y civiles de gran importancia, como monasterios y villas burgalesas.
Por último, el Camino Lebaniego enlaza el itinerario costero con el monasterio de Santo Toribio de Liébana en Cantabria, lugar de peregrinación por su Lignum Crucis y celebraciones jubilares. Este camino secundario ha permitido durante siglos a los peregrinos la combinación de devoción jacobea con el culto lebaniego, enriqueciendo toda la red de caminos y testimonios del norte.
El reconocimiento de la UNESCO responde a la suma de factores: la importancia histórica de las rutas en la expansión de la peregrinación, el patrimonio que atesoran —puentes, hospitales, iglesias— y el espíritu de hospitalidad, diversidad y espiritualidad que caracteriza la experiencia jacobea.
Descubrir los distintos Caminos del Norte es adentrarse en una red viva y diversa de sendas que entrelazan culturas, paisajes y relatos únicos, abriendo la puerta a una memoria compartida y a miles de experiencias por descubrir en cada etapa.
En Santoña, la anchoa es identidad, historia y símbolo de excelencia que ha dado fama internacional a este puerto cántabro.
La tradición de la anchoa en Santoña se remonta siglos atrás, aunque su mayor impulso llegó a finales del XIX, cuando familias sicilianas introdujeron técnicas de salazón y, más tarde, el fileteado y envasado en aceite que hoy distingue a las mejores anchoas del mundo. La combinación de saber artesanal local y detalles llegados del Mediterráneo hizo de Santoña la capital indiscutible de la anchoa, transformando la economía, el paisaje y el ritmo de vida del pueblo.
El proceso es minucioso y exigente; empieza con la pesca del bocarte (Engraulis encrasicolus) en primavera, cuando este pez alcanza el punto exacto de grasa y sabor. Los pescadores locales emplean técnicas sostenibles —muchas de transmisión familiar— para asegurar la mejor calidad. Nada más llegar, las anchoas se descabezan y evisceran a mano, y se colocan en barriles alternando capas de pescado y sal marina, donde reposan durante varios meses para potenciar sus aromas y textura. La curación suele durar al menos seis meses, pero las mejores anchoas se maduran hasta un año completo.
Después viene el trabajo de las “sobadoras”, mujeres expertas que limpian, pelan y filetean cada anchoa manualmente, retirando espinas y piel sin aplicar calor—una labor delicada y fundamental para lograr los filetes limpios y firmes por los que Santoña es famosa. El último paso es el “envasado”: los filetes seleccionados se colocan cuidadosamente en latas o frascos y se cubren con aceite de oliva de alta calidad, que realza su sabor y prolonga la conservación. Un aspecto curioso es la presencia de un pequeño papel con un número dentro de las latas de anchoas. Este papel identifica a la persona responsable del envasado. Todo el proceso es artesanal y puede llevar hasta un año desde la pesca hasta la degustación final.
¿Qué hace únicas a las anchoas de Santoña? La conjunción de varios factores: la frescura y calidad del bocarte del Cantábrico, el arte del salazón tradicional, el tiempo largo de curación y el meticuloso fileteado manual. El resultado son anchoas de textura sedosa, sabor intenso, perfecto equilibrio entre sal y umami y una limpieza visual inigualable. No sorprende encontrar familias enteras dedicadas por generaciones a este arte.
La anchoa de Santoña es tan valiosa que cuenta con su propia feria anual, la Feria de la Anchoa y la Conserva de Cantabria, que se celebra cada año a principios de mayo, del 1 al 4 en 2025. El evento reúne conserveras, artesanos y visitantes en torno a degustaciones, charlas y demostraciones, acercando el oficio y sus secretos a curiosos y aficionados.
Junto a Santoña, pueblos como Laredo y Colindres también tienen una profunda tradición en la elaboración y curación de la anchoa. Aunque es Santoña la que más ha destacado internacionalmente, las conserveras y técnicas ancestrales se han extendido por toda la costa oriental de Cantabria. Estos pueblos, con puertos pesqueros históricos y familias conserveras, siguen aplicando técnicas que reflejan el saber del mar y perpetúan la calidad del bocarte del Cantábrico.
Si alguna vez pruebas una anchoa de Santoña, Laredo o Colindres, piensa en todo el proceso, la dedicación y el control que hay detrás de cada filete. Son mucho más que alimento: son la historia y el tesoro vivo de Cantabria.
Fotografia del Libro Sobadoras de Anchoa
El arrastre de bueyes en Cantabria es mucho más que una competición: es una celebración ancestral que conecta la fuerza bruta con el respeto al animal, la pericia ganadera con el orgullo de pertenencia y la tierra con el mar. Quien atraviesa estas fiestas junto al litoral, donde el Atlántico bate fuerte contra los acantilados, observa ese fascinante cruce de tradiciones marineras y rurales, especialmente en los pueblos del Camino del Norte de la Costa.
Estos concursos nacieron como una forma de demostrar la fortaleza y destreza de los bueyes, protagonistas en el trabajo de los campos y montes cántabros. Hoy, el arrastre representa identidad y resistencia: la relación paciente entre ganadero y animal, la destreza transmitida de generación en generación, y el testimonio de una vida ligada al paisaje. Sobre la arena, los bueyes arrastran enormes piedras bajo la mirada atenta de familias, jueces y turistas, mientras la comunidad se reúne en torno a este ritual de fuerza y compañerismo.
El Campeonato Regional de Arrastre y Feria de Ganado de Comillas es el gran hito del calendario. Celebrado en la Campa de Sobrellano cada agosto, este evento reúne a los mejores equipos y convierte la villa marinera en epicentro de la tradición ganadera cántabra. Ganaderos llegan de toda la región y es habitual ver familias completas, desde abuelos hasta nietos, participando y disfrutando del ambiente festivo, el mercado de productos locales y el espectáculo de la competición.
A lo largo del Camino del Norte de la Costa, caminantes pueden encontrarse con arrastres en San Vicente de la Barquera (enero, durante las fiestas patronales junto al mar), Castro Urdiales (febrero y junio, en barrios rurales como Helguera de Samano), y en Treceño (junio), entre otros. Estos pueblos, abrazados por pastizales y el Cantábrico, muestran la diversidad y riqueza de la región a través del arrastre, donde es frecuente ver a los más jóvenes acompañando a los mayores, tanto compitiendo como animando desde la grada.
Parte esencial del espectáculo son los ganaderos, ataviados con albarcas de madera y llevando la tradicional vara: un bastón largo, de hasta 150 cm, elaborado de junco. La vara sirve para guiar y comunicarse con los bueyes con gestos precisos y tranquilos, y recuerda al bordón empleado por los propios caminantes que atraviesan el Camino. Abuelos y padres enseñan a los más pequeños el arte de la vara y los secretos del arrastre, mientras los niños animan en la pista y aprenden el valor de la tradición. El público también es multigeneracional: hay quienes recuerdan sus propias experiencias en la competición, y quienes acaban de descubrir el espectáculo por primera vez, sintiéndose parte de la historia viva de Cantabria.
El arrastre es fuerza, respeto, memoria y fiesta compartida. Para caminantes que recorren el Camino del Norte, estos eventos son una oportunidad de contemplar la belleza rural y marina de Cantabria y rendir homenaje a la paciencia, el trabajo y la comunidad que lo hacen posible.
Cantabria es tierra de vacas, y quien viaja por su costa siguiendo el Camino del Norte o se anima a explorar sus valles interiores, pronto se dará cuenta de cómo ellas definen y enriquecen la vida local. Aquí conviven varias razas, cada una con historia y carácter propio.
La Tudanca, autóctona y emblemática, destaca por su resistencia y adaptación a los terrenos montañosos. De tamaño mediano y pelaje marrón oscuro, se reconoce fácilmente por sus cuernos hacia arriba y su caminar ágil en las laderas escarpadas. Hoy es especialmente valorada por la calidad y el sabor de su carne, que protagoniza platos tradicionales y es motivo de orgullo en ferias y eventos gastronómicos de la región. La Tudanca representa la identidad rural y su historia se cruza con la literatura y la vida de los pueblos, siendo protagonista de ferias y festejos ganaderos.
La vaca Frisona es la más común en las numerosas explotaciones lecheras de Cantabria. Originaria de los Países Bajos, llegó hace algunas décadas y se impuso por su elevada producción de leche, convirtiéndose en pilar de la industria quesera y de la elaboración de nata y mantequilla. Se distingue fácilmente por su color blanco y negro y por un tamaño mayor que el Tudanca. La Frisona ha traído modernización y volumen a la economía rural, pero la calidad y el sabor de los productos de las razas autóctonas siguen siendo muy valorados por los conocedores.
La Pasiega, en peligro de extinción, representa una tradición muy especial, sobre todo en los Valles Pasiegos. Su leche es especialmente apreciada para la fabricación de mantequilla artesanal y de dulces típicos como la quesada y el sobao pasiego. Es una vaca de aspecto robusto, color canela claro o rojizo, y suele tener un carácter tranquilo. Su presencia es cada vez más escasa, aunque existen programas de recuperación y promoción de sus productos para mantenerla como parte viva de la cultura local.
La tradición ganadera en Cantabria está profundamente ligada a los productos lácteos, que forman parte del día a día y del atractivo gastronómico. El visitante encontrará queserías que elaboran quesos con Denominación de Origen, como el Picón Bejes-Tresviso, de pasta azul e intenso sabor, y el Quesuco de Liébana, más suave y aromático. La oferta se completa con el Queso de Nata de Cantabria, cremoso y delicado, y otros quesos de montaña elaborados artesanalmente. Además, la leche cántabra se transforma en mantequilla fresca, nata espesa, yogur y, por supuesto, en los dulces más representativos: la quesada pasiega y los sobaos, estos últimos también con denominación de origen, verdaderos emblemas de la repostería local y deleite para quien busca sabores auténticos.
Muchos ganaderos siguen utilizando métodos tradicionales, y es común ver utensilios antiguos en museos rurales, como batidoras de madera y moldes de queso que hablan de generaciones dedicadas a la labor ganadera y quesera.
La cultura de la vaca en Cantabria es mucho más que producción: implica saberes transmitidos, fiestas rurales y una relación directa entre el paisaje y la alimentación. La vaca es parte del ADN de la región y su leche, transformada en quesos y dulces, es una oportunidad deliciosa de conectar con la esencia de Cantabria.
Este 11 de julio de 2025, se ha celebrado en el Real Convento de Santa Clara de Carrión de los Condes, la ceremonia de entrega de la primera financiación del Crowdfunding Regenerativo del Camino, impulsado por WAYS y la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.
El acto marca el comienzo de la microfinanciacion participativa en el Camino de Santiago, con iniciativas centradas en fortalecer la cultura local, mejorar infraestructuras clave, promover la inclusión y avanzar hacia una mayor sostenibilidad en el Camino.
“Queremos facilitar que los viajeros más conscientes y comprometidos con el Camino tengan una vía de participación directa y significativa”, ha señalado María Parga, portavoz de WAYS. “Gracias a los Pilgrim Tokens, los peregrinos pueden apoyar proyectos como este mientras caminan, exploran y dan valor a lo que descubren.”
En esta ocasión, los fondos se destinarán a la reparación del ascensor del Monasterio de Santa Clara, con el objetivo de mejorar la accesibilidad de este enclave espiritual y patrimonial. Sor Micaela, Abadesa del Monasterio, ha recibido el certificado conmemorativo en nombre de su comunidad, reafirmando el profundo compromiso del convento con la acogida y el espíritu del Camino.
Por su parte, el presidente de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, Juan Guerrero Gil, ha subrayado que: “El Camino de Santiago no sería posible sin los miles de personas que, como las hermanas clarisas, lo sostienen cada día con generosidad, esfuerzo y hospitalidad. Esta acción es un paso más hacia un Camino más justo, humano y sostenible.”
Los patrocinadores de este proyecto, AENOR y la Diputación de Palencia, han aportado la financiación en euros equivalente a las contribuciones realizadas en Pilgrim Tokens por la comunidad de caminantes, multiplicando así el impacto de esta acción colectiva. Ambas entidades han querido respaldar este proyecto por su valor simbólico y funcional: un gesto tangible hacia la accesibilidad, la cohesión social y el reconocimiento del papel activo de las comunidades locales en la conservación y promoción del Camino.
WAYS y la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino invitan a cualquier peregrino o amante del Camino de Santiago a contribuir a otros proyectos regenerativos activos en su plataforma digital, impulsando así un nuevo modelo de participación solidaria y sostenible.
Puedes sumarte desde: https://waysjourneys.com/es/crowdfunding
El acto fue cubierto por las siguientes publicaciones:
Diario Palentino
El Norte de Castilla
El Camino de Santiago es mucho más que una ruta de peregrinación: es una experiencia vital que conecta a personas de todo el mundo con la historia, la cultura y la espiritualidad. En 2025, más que nunca, será un año especial para realizar esta aventura debido a celebraciones especiales y la recuperación del turismo cultural.
Esta guía completa te ayudará a planificar cada detalle de tu Camino de Santiago: desde elegir la mejor ruta, hasta saber qué llevar o dónde alojarte. Si estás pensando en vivir esta experiencia inolvidable, sigue leyendo.
¿Qué es el Camino de Santiago?
El Camino de Santiago es una red de rutas que culmina en la Catedral de Santiago de Compostela, donde según la tradición reposan los restos del apóstol Santiago. Desde la Edad Media, millones de peregrinos han recorrido estas sendas buscando una experiencia espiritual, cultural o simplemente personal.
Cada ruta ofrece un paisaje único, una historia particular y la oportunidad de conectar con personas de todas partes del mundo. Hoy en día, hacer el Camino de Santiago es un reto personal y un viaje que marca a quienes lo realizan.
Principales rutas del Camino de Santiago
Aunque existen muchas rutas que llevan a Santiago de Compostela, algunas destacan por su popularidad, belleza y accesibilidad:
Camino Francés
Es la ruta más tradicional y concurrida. Parte de Saint-Jean-Pied-de-Port en Francia y cruza el norte de España. Ideal para quienes buscan la experiencia más clásica.
Camino Portugués
Parte de Lisboa o de Oporto y ofrece un recorrido más suave. Es conocido por su hospitalidad y hermosos paisajes.
Camino del Norte
Discurre a lo largo de la costa cantábrica. Es un camino exigente físicamente, pero sus paisajes de mar y montaña son espectaculares.
Vía de la Plata
Es la ruta más larga, comenzando en Sevilla. Ideal para quienes buscan soledad y tranquilidad, aunque requiere mayor preparación física.
¿Cuándo es el mejor momento para hacer el Camino de Santiago?
Aunque se puede realizar en cualquier época del año, la primavera y el otoño son las mejores opciones para evitar las temperaturas extremas y las grandes aglomeraciones. El verano es ideal si quieres coincidir con más peregrinos y disfrutar de una gran oferta de servicios, pero hay que prepararse para el calor.
En 2025, se esperan eventos especiales por celebraciones religiosas, haciendo aún más memorable la experiencia.
Cómo prepararte para el Camino
Una correcta preparación física es esencial para disfrutar del Camino. Se recomienda empezar a caminar al menos dos meses antes, aumentando progresivamente la distancia recorrida.
No olvides preparar adecuadamente tu mochila, llevando lo indispensable: calzado cómodo, ropa ligera y de secado rápido, protección solar y botiquín básico. La regla de oro es no cargar más del 10% de tu peso corporal.
Alojamiento en el Camino de Santiago
En el Camino encontrarás numerosos tipos de alojamientos: albergues públicos, privados, hoteles rurales, pensiones y hostales. Los albergues públicos suelen ser más económicos, pero no aceptan reservas y funcionan por orden de llegada.
Si prefieres asegurar tu plaza, los albergues privados y pensiones permiten reserva previa, aunque el coste será ligeramente superior.
Dónde comer durante el Camino
Una de las mejores partes del Camino de Santiago es su gastronomía. Podrás disfrutar de platos tradicionales como el pulpo a la gallega, la empanada, el lacón con grelos o deliciosos mariscos en la costa.
La mayoría de los pueblos y ciudades ofrecen menús de peregrino a precios asequibles.
Costes aproximados de hacer el Camino de Santiago
El coste diario puede oscilar entre 30 y 50 euros, dependiendo de tus elecciones de alojamiento y comida. Haciendo uso de albergues públicos y menús de peregrino, puedes recorrer el Camino sin gastar demasiado.
Es recomendable llevar algo de dinero en efectivo, ya que no todos los establecimientos aceptan tarjeta.
Consejos prácticos para disfrutar el Camino
Cuida tus pies: usa un calzado cómodo y no estrenes botas nuevas en el Camino. Lleva siempre un pequeño kit para tratar ampollas.
Adapta tu ritmo, escucha tu cuerpo y no te obsesiones con la distancia diaria. Recuerda que el Camino es una experiencia, no una carrera.
El valor espiritual y emocional del Camino
Más allá de la aventura física, muchos peregrinos encuentran en el Camino un espacio para la reflexión, el encuentro consigo mismos y la renovación personal. Caminar en silencio, compartir momentos con otros peregrinos y alcanzar Santiago son vivencias que dejan huella para siempre.
Conclusión
Hacer el Camino de Santiago en 2025 puede ser una de las mejores decisiones de tu vida. Prepararte adecuadamente, elegir la ruta adecuada y vivir cada etapa con mente abierta hará que esta experiencia se convierta en un recuerdo imborrable.
¿Listo para comenzar tu aventura? ¡El Camino te espera!
Tierra de Campos, es una extensa comarca situada en el noroeste de España, repartida principalmente entre las provincias de Palencia, Valladolid, Zamora y León, en la comunidad autónoma de Castilla y León. La region abarca aproximadamente 5.000 Km2 de las provincias de, sobre todo, Palencia y Valladolid y en menor medida de Zamora y León. El sector palentino, con más de 2.000 Km2, ocupa la mayor parte de esta comarca.
Esta vasta llanura es conocida por su paisaje predominantemente llano, su rica historia y patrimonio artístico, su cultura rural y su intensa actividad agrícola. Considerada la quintaesesencia del paisaje de Castilla y León, con sus largos espacios de planicies doradas y suaves ondulaciones, Tierra de Campos ha sido una de los mayores productores de cereal ( trigo y cebada) desde el tiempo de los romanos.
Uno de los aspectos más interesantes de Tierra de Campos es su patrimonio arquitectónico y cultural, donde se pueden encontrar importantes vestigios históricos, como iglesias románicas y góticas, muchas de ellas con singulares campanarios. Los palomares, construcciones tradicionales dedicadas a la cría de palomas, también son característicos de esta zona.
El Camino en Palencia
La comarca de Tierra de Campos es atravesada por El Camino de Santiago, y cruza toda la provincia de Palencia desde Burgos hacia León, a lo largo de más de 70 kilómetros. Este tramo no presenta grandes dificultades, ya que posiblemente sea uno de los tramos más llanos y con menos desniveles de su internacional recorrido y el peregrino que lo desee en este recorrido de la ruta de la provincia de Palencia, no pisará asfalto.
El paisaje en este tramo del camino a su paso por Palencia, va desde las verdes riberas de los ríos Carrión o Pisuerga y el frescor del Canal de Castilla a las inmensidades cerealistas de la Tierra de Campos.
Patrimonio artístico y cultural
Esta provincia contiene una de las mejores exhibiciones del arte Románico Español del siglo XI- XII, con innumerables iglesias y ermitas de gran valor histórico. En este tramo de la ruta del Camino Jacobea, se pueden ademas apreciar importantes monumento góticos junto a la arquitectura tradicional de Palencia, basada en el barro y la paja.
El peregrino podrá encontrar importantes ejemplos a lo largo del siguiente recorrido:
- Itero de la Vega. Conserva los restos de un Puente Romano y de la correspondiente calzada que por allí pasaba. Además dispone de un sencillo rollo jurisdiccional de piedra
- Boadilla del Camino, con la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción construida de los S. XV al XVIII. También es de destacar la pila bautismal y su rollo jurisdiccional.
- Frómista. Con 2 iglesias declaradas monumentos histórico-artísticos, la magnífica Iglesia de San Martín de Tours y la Iglesia de Santa María de Castillo.
- Villarmentero de Campos. En su iglesia dedicada a San Martín de Tours encontramos un artesonado mudejar del S. XVI y, del mismo siglo, un retablo mayor, obra plateresca.
- Villasirga. De interés la Iglesia de Santa María la Blanca, declarada monumento histórico artístico.
- Carrión de los Condes. Ciudad importante en la Edad Media, y de gran interés cultural, con la Iglesia de Santa María de las Victorias y del Camino, la más antigua de Carrión, construida hacia el año 1130 y Los Monasterios de San Zoilo y el Real Monasterio de Santa Clara.
- Quintanilla de la Cueza. Con la iglesia parroquial dedicada a la Asunción y su Villa Romana del Siglo III y IV en la que se conservan una colección de mosaicos descubiertos en 1970.
- Calzadilla de la Cueza, punto del antiguo camino empedrado (el cual también dio nombre a este pueblo) del que se conservan restos. En esta zona abundan construcciones típicas como son los palomares.
Quien quiera adentrarse en esta región de Tierra de Campos podrá disfrutar no solamente de la magnífica herencia artística y cultural, además tendrá ocasión de experimentar la soledad, quietud y los campos infinitos de estas tierras con tradición peregrina.
Articulo firmado por Angélica de Diego
La web de Carrión de los Condes permite no solo hacer un tour digital de Carrion sino conocer en detalle los lugares por los que pasa.
https://carriondeloscondes.lovesenqr.com/
Dos rutas, Azul y Roja, cubren la totalidad de la ciudad y ademas de los numerosos y significativos monumentos religiosos de Carrion, la visita 360 permite “visitar” virtualmente el interior de numerosos edificios civiles que pudieran estar cerrados a los peregrinos en sus horarios:
El Teatro Sarabia, construido en el siglo XIX, es un teatro de estilo italiano que ha sido un importante centro cultural en Carrión. Su sala principal, con decoración neoclásica y capacidad para 500 personas, ha acogido representaciones teatrales, conciertos y eventos culturales. Su nombre honra a Julián Sarabia, un benefactor local.
Ayuntamiento: construido en el siglo XVI y renovado en el XVIII, presenta una fachada de estilo neoclásico. El edificio alberga las oficinas municipales y es el centro administrativo de Carrión.
Casa de la Cultura (Antigua Cárcel): La Casa de la Cultura, ubicada en la antigua cárcel del siglo XIX, ha sido rehabilitada para actividades culturales, por eso allí se encuentra ubicada la biblioteca de la ciudad. Conserva elementos de su estructura original, como celdas y muros de piedra, y ofrece exposiciones y talleres.
El Museo de la Vera Cruz: La Ermita de la Vera Cruz, de estilo gótico tardío, es conocida por su retablo renacentista. La ermita alberga la imagen del Cristo de la Vera Cruz, una talla de madera policromada, y es centro de devoción local.
Museo de Semana Santa son lugares donde se puede apreciar la riqueza de la tradición religiosa en Carrión, con colecciones que ilustran la devoción y los ritos de la Semana Santa, una de las celebraciones más importantes de la ciudad.